Lot 248
Sevilla (1652) / Madrid ( )
SEGURO INCLUIDO EN EL TRANSPORTE "Éxtasis de Santa María Magdalena", c. 1690
Terracota policromada.
Bibliografía: - Pleguezuelo Hernández, A., “Éxtasis de María Magdalena. Una nueva "alhaja" de Luisa Roldán”, Ars Magazine: Revista de arte y coleccionismo, nº 33, 2016, págs. 66-74.
Bibliografía de referencia: - García Olloqui, M.V., La Roldana: Escultora de cámara, Sevilla, 2003; - García Olloqui, M.V., Luisa Roldán, La Roldana. Nueva biografía, Sevilla, 2000; VV.AA., Roldana, catálogo de exposición, Sevilla, 2007; - Lenaghan, P. “Luisa Roldán’s Carreer in Madrid: intimate Materpieces in Terracota”, en Bray, X. (ed). Luisa Roldán Court Sculptor to the Kings of Spain. Madrid: Coll & Cortés, 2016, p. 22.
Hija del escultor Pedro Roldán, María Luisa Roldán, conocida popularmente como “La Roldana”, se formó en el obrador paterno, continuando con su profesión y logrando alcanzar una gran fama en su época, como una de las principales figuras de la escultura en las últimas décadas del siglo XVII y los primeros años del XVIII. Su reconocimiento, desde la primera biografía redactada por Antonio Palomino, se ha perpetuado hasta la época actual, tanto por ostentar el privilegio de ser la primera escultora española registrada, como por la extraordinaria calidad plástica que poseen sus trabajos. Su actividad profesional la llevó a cabo en tres ciudades: su Sevilla natal, en la que realizó sus primeras obras en el taller de su padre y, desde que contrajo matrimonio en el año 1671, ya como escultora independiente; Cádiz, donde se traslado en 1686 para atender diferentes encargos para la corporación municipal y el cabildo catedralicio; y, por último, Madrid, en la que residió hasta su fallecimiento en el año 1706 y trabajó como escultora de cámara para los monarcas Carlos II y Felipe V.
Esta delicada pieza en terracota policromada representando el Éxtasis de santa María Magdalena, pertenece a esta última etapa de su producción, desarrollada en la corte, en la que Luisa Roldán realizó un notable conjunto de grupos devocionales en barro cocido conocidos popularmente como “alhajas”; una nomenclatura que ya se empleó en su época por los rasgos formales de carácter preciosista que caracterizan a este tipo de obras, similares a los de las joyas o adornos. La obra, procedente de una colección particular, fue dada a conocer hace algunos años, cuando fue publicada en la revista Ars Magazine, por el doctor Alfonso Pleguezuelo, quien la puso en relación con el ejemplar que, con el mismo tema, se conserva en la Hispanic Society de Nueva York. Las dos esculturas son similares en su exquisito y pormenorizado tratamiento, pero presentan entre ellas una diferencia evidente: el número de personajes, ya que en el ejemplar americano son dos ángeles mancebos los que asisten a la santa en su tránsito místico, mientras que en éste sólo hay uno; un hecho que obligó a la escultora a modificar ligeramente la posición de algunas figuras.
Ambas comparten un mismo tratamiento en la policromía de las carnaciones y una misma paleta cromática delicada y acompasada que es común al resto de conjuntos conocidos de la autora de estas características. En ellos emplea pinceladas de oro líquido, como en las cabelleras de algunas figuras o en ciertos tejidos con el objetivo de dotarlos de una mayor suntuosidad. Los elementos que conciernen al paisaje en el que se desarrolla la escena, en contraposición, reciben un tratamiento mucho más naturalista en el que se emplean diversos matices de gamas ocres y sombras. Su fino modelado y el delicado tratamiento que impregna toda la composición convierten a esta “alhaja” de la Roldana en una pieza especialmente atractiva para el coleccionismo, ejemplo del talento de esta célebre escultora y de su gran destreza y sensibilidad.
*Obra declarada inexportable
22 x 31 x 24 cm.
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